
En la vida conocemos a todo tipo de personas y algunas destacan por no ser corrientes. Existen varios tipos de trastornos de personalidad. Uno de ellos es el trastorno de personalidad narcisista. A las personas que lo padecen no se les suele ver por la consulta de los psicólogos, porque consideran que ninguno de ellos está, por lo menos, a su nivel para tratarle. Este trastorno se caracteriza por los sentimientos de superioridad respecto a los demás. Pero si aparece uno por la puerta de la consulta de psicología, el terapeuta enseguida reconocerá su trastorno primario, aunque seguro que acudirá a él por algún otro motivo, como depresión.
Cómo es una persona con trastorno de personalidad narcisista
Una persona con este trastorno nos puede parecer muy segura de sí misma, arrogante y llamativa. Cuando son personajes públicos se les puede admirar, pero al tenerlas cerca pueden resultar complicados de tratar. Basan su forma de pensar y su comportamiento en la convicción de que son superiores al resto. Solo les gusta rodearse de aduladores.
Un narcisista necesita hacer y decir cosas para mostrar su superioridad. Hablan exagerando sus logros. Les gusta gastar dinero en cosas que hagan subir su estatus social. Se creen merecedores de eso y más.
Son personas muy egocéntricas y sin empatía. Si pueden, atacarán las debilidades de los demás para reforzar su superioridad. No les importa hacer daño si con eso logran quedar por encima. Hablan de forma grandiosa y petulante sobre sí mismas. Se hacen continuamente autoreferencia e incluso hablan de ellos mismos en tercera persona.
Tienen un amplio círculo de conocidos, pero déficit de relaciones estables y duraderas
Qué se piensa cuando uno se siente superior
“Soy único y excepcional”
“Los demás deben conocer y valorar mi singularidad”
“Si no me valoran en lo que merezco, se están equivocando conmigo”
“Puedo conseguir todo lo que deseo, porque soy diferente”
Consecuencias de tener un trastorno de personalidad narcisista
Nos puede parecer que una persona con éste trastorno tiene una alta autoestima, pero en realidad la continua búsqueda de reconocimiento hace que ésta no sea tan fuerte como parece. Tienen un sobredependencia de la reafirmación externa. De modo encubierto son dubitativos y envidiosos.
Los intentos continuos por ejercer su superioridad y el miedo a sentirla amenazada les hace esforzarse y confrontar continuamente. Tienen una defectuosa capacidad de procesar emociones de rabia, vergüenza e inferioridad.
Sienten intensos deseos de recibir amor, apoyo y deferencia, pero tienen carencias afectivas importantes. Tienen sentimientos crónicos de vacío e incapacidad para amar. No sienten empatía, compasión y solo actúan para alimentar su ego. Su arrogancia, competitividad e insensibilidad hace que las personas de su alrededor no se sientan a gusto. Tienen un amplio círculo de conocidos, pero déficit de relaciones estables y duraderas.
Son poco adaptables. No se sienten bien en muchos lugares públicos, porque piensan que merecen un trato especial y exclusivo. Sienten necesidad de conseguir admiración, reconocimiento y sumisión por parte de los demás.
Si la vida les da un revés que les muestra que no son el centro del universo o que se han equivocado, pueden reaccionar con violencia o desarrollar depresión. La depresión narcisista supone una discrepancia entre sus expectativas y fantasías y la realidad. El no ser capaces de reconocerse con debilidades, ni ser capaces de pedir ayuda a veces hace que se terminen quitando la vida. Cuando alguien cree estar por encima de todas las cosas la caída es muy dura.