
¿Eres adicto al trabajo?
Todos conocemos a alguien que dedica demasiado tiempo al trabajo. Deja de lado el ocio y relaciones personales. Vive exclusivamente para trabajar. El workaholism es un problema bastante común, sobre todo en puestos de responsabilidad. ¿Son estas personas felices?, ¿cuál es su personalidad?, ¿por qué lo hacen?
La adicción al trabajo
En 1968, Oates denominó workaholism a un conjunto de conductas que hacen a una persona adicta al trabajo, tratando de definir su propia relación con el trabajo. La persona adicta, debido a una especial forma de ser, se siente impulsada a trabajar, porque se siente culpable cuando no lo hace.
Un adicto dedica más de 50 horas semanales a trabajar, pero lo que realmente define la adicción al trabajo son las siguientes características. Pasan excesivo tiempo en el trabajo, quitándoselo al ocio, la vida familiar, social y el descanso. Tiene muchas expectativas a nivel laboral, más allá de los requerimientos del mismo y no por un móvil de necesidad económica. Dedica demasiada energía a trabajar y no desconecta mentalmente fuera del trabajo.
no hay que confundirlo con el engagement , que tiene consecuencias positivas en términos de bienestar y rendimiento
¿Qué lleva a una persona a ser adicta al trabajo?
La adicción al trabajo tiene en común con otras adicciones una serie de características:
- La conducta se repite a pesar de las consecuencias negativas que el individuo experimenta
- Hay una obsesión intensa. Se produce un gran desgaste mental y se tienen incluso sueños recurrentes y pesadillas con temas relacionados con el objeto de adicción.
- Aparece el síndrome de abstinencia si no es posible practicarla
- Aparece una pérdida del interés por actividades que eran satisfactorias antes de desarrollar la adicción
Hay una serie de señales que pueden avisar de que una persona se convierta en adicta al trabajo:
- Patrón de personalidad tipo A: son personas con alta competitividad, impulsividad y alto compromiso, pudiendo llegar a la hostilidad. Es la personalidad típica del “ejecutivo agresivo”.
- Alta satisfacción a nivel laboral, sobre todo en puestos de responsabilidad.
- Modelos familiares hiper-responsables o familias conflictivas, utilizando el trabajo para sentirse realizado o huir de las situaciones familiares
- Cultura organizacional y sobrecarga de trabajo. En la organización se produce un contagio de la obsesión por la consecución de logros, la competitividad y la alta dedicación.
Consecuencias del workaholism
Ser adicto al trabajo tiene multitud de consecuencias negativas, por eso no hay que confundirlo con el engagement (entusiasmo, implicación y compromiso en el ámbito laboral), que tiene consecuencias positivas en términos de bienestar y rendimiento.
Las consecuencias de esta adicción afectan a todos los niveles: físico, psicológico y social.
A nivel físico. Se suele descuidar la alimentación, y el descanso. Debido a los altos niveles de estrés se pueden presentar problemas de insomnio y patologías cardio-vasculares o digestivas, entre otros.
Psicológicamente. La adicción al trabajo está muy relacionada con otras adicciones, trastornos de ansiedad, como el TOC (trastorno obsesivo-compulsivo) y depresión.
A nivel laboral. A largo plazo, se puede ver reducido el rendimiento, debido al cansancio, estrés y los trastornos físicos y psicológicos antes mencionados.
Socialmente. Se puede producir un aislamiento o desinterés. La falta de dedicación a la familia hace que se desgasten las relaciones y el cansancio y la irritabilidad pueden generar conflictos.
Cuesta reconocer que puedes ser adicto al trabajo debido a tu alto nivel de exigencia y por la satisfacción y entusiasmo de las primeras etapas. Cuando aparecen los problemas psicológicos o por los reproches familiares se puede llegar a tener conciencia del problema e intentar buscar ayuda.