El sistema de recompensa del cerebro es un mecanismo centrado en el placer. En los orígenes del ser humano este sistema tenía más que ver con la supervivencia. Trataba de ponerle en acción para satisfacer necesidades básicas, como comer, beber o practicar sexo. La motivación, era pues, la satisfacción de una necesidad, y eso hacía que se repitiera la conducta de búsqueda.
Hoy en día, cuando nuestras necesidades básicas están cubiertas, el sistema actúa por la motivación de encontrar placer. Por eso, sin tener hambre, podemos comer algo delicioso. Por el puro placer de disfrutar, sin tener necesidad de alimentarnos.
El sistema de recompensa no se encuentra localizado en una zona concreta del cerebro. Son conexiones neuronales que se activan frente a un estímulo externo para que se liberen los neurotransmisores responsables de sensaciones placenteras, como la dopamina. Las áreas del cerebro que conforman el sistema de recompensa cerebral son: el Área Ventral Tegmental, el Núcleo Accumbens, la Corteza Prefrontal y el Hipotálamo Lateral.
Sistema de recompensa y las adicciones
Este sistema no sólo responde con placer o bienestar ante una acción o actitud, sino que también es responsable de aprender ese comportamiento para luego repetirlo, asociándolo a la sensación agradable. Es la base de la explicación de las adicciones. La hipótesis dopaminérgica de la adicción propone que desempeña un papel fundamental en el deseo de la droga, a pesar de sus efectos nocivos para el organismo.