Psicologia parkinson y depresión

Aproximadamente 6,2 millones de personas en el mundo están afectadas de Parkinson. Un gran porcentaje tiene Parkinson y depresión. Casi todos hemos oído hablar de personas en nuestro entorno que lo padecen e incluso de famosos que han confesado sufrirlo. Michael J. Fox, actor con cara aniñada, que se hizo mundialmente famoso con su papel protagonista en “Regreso al futuro”, sufre la enfermedad desde los 29 años. Habló de ello en 1998, ante la imposibilidad de disimular los síntomas. Michael cayó en una profunda depresión, que superó. Con ayuda de terapia y el apoyo de su mujer logró encauzar su vida y su carrera profesional.
Sufrir Parkinson y tener depresión va muy íntimamente relacionado. Te explicamos qué es el Parkinson y los motivos por los que está tan relacionado con la depresión.

Qué es el Parkinson: síntomas

Esta enfermedad lleva el apellido del médico inglés que la describió por primera vez en 1817. El primer síntoma que se suele identificar con la enfermedad de Parkinson es el temblor. Sin embargo, ni el Parkinson es solo temblor, ni todo temblor es Parkinson. Existen otras muchas enfermedades que cursan con temblor.
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso. Sus síntomas más característicos son:
Temblores
Rigidez muscular
Torpeza y lentitud de movimientos
Anomalías posturales y al caminar
Pérdida de reflejos
Alteraciones del sueño
Existen, además, otros síntomas asociados, de carácter no motor, como son apatía, cansancio y depresión.

Cómo se origina el Parkinson

El doctor James Parkinson indicó que el origen de la enfermedad que lleva su nombre se debía a una lesión en la espina dorsal. Hoy en día, todavía no se conoce la causa, pero hay interesantes y sorprendentes estudios que nos van acercando a su descubrimiento.

¿Dónde se origina?

El origen surge cuando las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra del cerebro sufren una degradación. Pero ¿está su origen en el cerebro? No. Se ha descubierto recientemente que su origen está en el intestino: nuestro segundo cerebro. La enfermedad de Parkinson está relacionada con la acumulación de unas proteínas llamadas “cuerpos de Levy”. Éstas aparecen en el sistema nervioso del aparato digestivo mucho antes de llegar al cerebro.
Curiosamente, se ha descubierto que los primeros síntomas no son motores (temblor, rigidez, lentitud de movimientos…), sino de tipo digestivo. Pueden aparecer unas primeras señales incluso 20 años antes: estreñimiento, pérdida de olfato y ausencia o exceso de salivación. Otros de los primeros síntomas que aparecen son depresión o alteraciones del sueño.

La curiosa relación entre Parkinson y depresión

Dopamina

La degradación de las neuronas dopaminérgicas provoca un déficit de dopamina. Niveles bajos de dopamina tienen efectos motores, característicos del Parkinson, pero también está relacionado con la depresión. La dopamina es un neurotransmisor que influye en procesos de aprendizaje y memoria, el placer y sistema de recompensa, el estado anímico y el sueño, entre otros.
El déficit de dopamina, por tanto, tiene que ver directamente con la falta de motivación, pérdida de placer y bajo estado de ánimo, síntomas centrales de la depresión. Por eso, Parkinson y depresión tener mucho que ver.

El duelo

A parte de la base química y neurológica de la enfermedad, cómo cada persona se enfrenta a ella hace que se llegue a superar o no la depresión asociada. Sin duda, cuando uno toma conciencia de esta enfermedad y sus síntomas se produce una situación de duelo. El duelo es la pérdida de algo significativo para el individuo. Se suele asociar con la muerte de un ser querido, pero se puede pasar por un duelo cuando se produce cualquier otra pérdida. En este caso se pierden cosas muy importantes: el control del cuerpo y poder hacer la vida que se hacía sin la enfermedad. Se produce la pérdida del trabajo, no poder disfrutar de muchas actividades de ocio e incluso se puede sentir rechazo social.

Estados emocionales y Parkinson

El deterioro que provoca el Parkinson, hace que quien lo sufre tenga miedo al futuro. Sufrir una enfermedad tan limitante y que produce un deterioro progresivo tiene unos consecuencias emocionales muy duras. Hay gente que lo describe como “muerte en vida”. Con todos esos elementos, es fácil imaginar que Parkinson y depresión vayan de la mano. La propia enfermedad puede generar estados depresivos y el bajo estado de ánimo tiene un efecto negativo sobre los síntomas del Parkinson. También se pueden producir estados de ansiedad y frecuentes cambios de humor.

Tratamiento médico y psicológico para el Parkinson

Hoy en día se conocen muy bien los síntomas y se avanza con nuevas terapias para tratarlos. Existen medicamentos para compensar el déficit de dopamina e intervenciones quirúrgicas para la estimulación cerebral con baja frecuencia o haces de ultrasonido. Con el correcto tratamiento la calidad de vida de los pacientes suele mejorar bastante. El tratamiento médico y la adecuada atención psicológica para los síntomas de carácter cognitivo y emocional ayudan a convivir con la enfermedad y a mejorar los síntomas.
Recientes investigaciones arrojan una luz de esperanza para frenar la enfermedad en un futuro. Se están estudiando fármacos neuroprotectores e incluso una vacuna.