El estrés se describe como una sensación de estar abrumado o preocupado. Además puede afectar a personas de todas las edades, géneros y circunstancias y puede conducir a problemas de salud física y psicológica.
¿Qué es el estrés?
Por definición es cualquier «experiencia emocional incómoda acompañada de cambios bioquímicos, fisiológicos y conductuales predecibles».
Un cierto grado puede ser beneficioso a veces. Produciendo un impulso que proporciona la energía para ayudar a las personas a afrontar situaciones importantes en sus vidas. Sin embargo, una cantidad extrema puede tener consecuencias nocivas para la salud. Puede afectar negativamente a los sistemas nervioso, inmune, cardiovascular, neuroendocrino y central.
Además, una cantidad extrema puede pasar factura emocional. Mientras que la gente puede superar episodios menores aprovechando las defensas naturales de su cuerpo para adaptarse a situaciones cambiantes. El estrés crónico excesivo, constante y persistente durante un período prolongado de tiempo, puede ser psicológica y físicamente debilitante.
Estrés crónico
A diferencia de los factores estresantes cotidianos, que pueden ser manejados con comportamientos saludables. El estrés crónico sin tratamiento puede resultar en condiciones de salud graves como: Ansiedad, insomnio, dolor muscular, presión arterial alta y debilitamiento del sistema inmunológico. También en enfermedades graves, como cardiopatías, depresión y obesidad.
El estrés crónico puede ocurrir como respuesta a factores estresantes diarios que son ignorados o mal administrados. También como respuesta a la exposición a eventos traumáticos. Las consecuencias son graves ya que contribuye a la ansiedad y la depresión. Las personas que sufren de depresión y ansiedad tienen el doble de riesgo de enfermedad cardíaca que las personas sin estas afecciones. Además, la investigación ha demostrado que existe una asociación entre el estrés agudo y crónico y el abuso de una persona de sustancias adictivas.