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¿Por qué se producen más rupturas tras las vacaciones?

Enero y octubre son los meses del año donde más rupturas de pareja se producen. Es la época en la que los psicólogos tememos más consultas relacionadas con conflictos surgidos durante las vacaciones. ¿Qué es lo que ocurre? Cuando la relación de pareja va bien, las vacaciones pueden unir aún más. Hay tiempo para disfrutar el uno del otro, practicar aficiones juntos, descansar y conocer nuevos destinos. Muchas parejas culpan de sus problemas de relación a la falta de tiempo, al estrés, al cansancio y la rutina.  Piensan que cuando llegan las vacaciones se van a relajar y disfrutar, pero no siempre es así, sino que a menudo pasa lo contrario.

Conflictos y zona de confort

En nuestra relación de pareja y rutina estamos en nuestra zona de confort. Ésta es el estado en el que nos sentimos seguros, porque es conocido, lo controlamos. Sentirse seguro no significa que estemos felices. Simplemente sentimos el confort de lo conocido. Envueltos en la rutina hay menos ocasión para conflictos, porque siempre es lo mismo. Si hay conflictos, éstos son conocidos y los solucionamos de la misma forma. Del mismo modo que vivimos un atasco de tráfico para ir a trabajar, la relación de pareja puede no satisfacernos, pero “es lo que hay”. Lo que ocurre es que desconectamos de la pareja, porque el trabajo, los hijos y otras ocupaciones diarias nos permiten pasar poco tiempo juntos.

Los conflictos latentes afloran en las vacaciones, porque en el día a día no tenemos tiempo para reflexionar y resolverlos

Las vacaciones son una pequeña ocasión para salir de la rutina y puede entonces estallar la crisis. Empezamos por tomar decisiones juntos, realizar actividades distintas y pasar días enteros con el otro. La independencia que tenemos en nuestra rutina se rompe con la convivencia intensiva. No estamos acostumbrados. Los conflictos latentes afloran en las vacaciones, porque en el día a día no tenemos tiempo para reflexionar y resolverlos.

Las expectativas no cumplidas

Solemos tener grandes expectativas en las vacaciones. Creemos que todo va a ser perfecto, pero a veces ocurre lo contrario. Van surgiendo discusiones que hacen que no se cumplan nuestras expectativas. La decepción hace que nos replanteemos la vuelta a la rutina.

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Factores a tener en cuenta

  • Decidir juntos qué hacer en vacaciones ya puede suponer una fuente de conflicto, sobre todo si tenemos preferencias distintas y/o poco presupuesto. Es importante saber negociar para que las vacaciones cumplan, al menos parcialmente, los gustos de cada uno.
  • Aunque la convivencia vaya a ser más intensa es conveniente tener un pequeño espacio para cumplir nuestra necesidad de independencia y no asfixiarnos.
  • Los hijos también suelen ser fuente de discusiones. Si vas con ellos de vacaciones planifica actividades en las que pueda disfrutar toda la familia junta.
  • Pasar las vacaciones con la familia de origen o política (padres, suegros, hermanos…) no hace más que dificultar las cosas si la relación de pareja no está muy bien.

Conclusión

No nos engañemos. No son las vacaciones la causa de la ruptura de la pareja. Solo hace que afloren problemas que no se han resuelto antes. Del mismo modo que un hijo no une a una pareja deshecha, tampoco lo hacen las vacaciones, sino al contrario. Pero éstas últimas pueden ser la ocasión para reflexionar y tomar una decisión. Para hacerse consciente de cuáles son los problemas e intentar solucionarlos, suele ser conveniente buscar ayuda a través de terapia de pareja.