La tristeza es un dolor emocional asociado con, la pérdida, la impotencia, la decepción y con la consiguiente falta de energía y vitalidad. A menudo, la tristeza se confunde erróneamente con la depresión. A diferencia de la depresión, no es una patología, sino una parte natural de la vida. Es una emoción básica que todos experimentamos alguna vez.
¿Hay que evitar la tristeza?
Nuestra tendencia a evitar la tristeza es casi instintiva. Desde una edad muy temprana, tratamos de evitar esta emoción. Desde que uno es bebé los adultos tratan de consolarnos «No estés triste. Ánimo. Estás bien. Deja de llorar”. Aunque no intencionalmente, tienden a transmitir el mensaje de que la es mala y debe ser evitada. Sin embargo, la investigación ha demostrado que puede ser una emoción adaptativa con beneficios reales. Así que, ¿por qué es que tenemos tanto miedo a sentirla? Aunque es una emoción desagradable puede servir para recordarnos lo que nos importa, lo que da sentido a nuestra vida.
No hay que tratar de evitar la tristeza, porque es algo natural, pero sí es importante saber manejarla para que no dure demasiado y nos haga mucho daño, ya que al ser una emoción debe desaparecer en poco tiempo.